¿Acaso tienes que esperanzarte en que algún día el amor que existió resurja de sus cenizas o será mejor aguantar el dolor, aunque esta sea la misma pérdida del propio corazón, parecido a la desaparición consciente del alma?
¿Qué será lo más noble, quizá lo más adecuado o bien lo más pertinente que tiene uno que hacer cuando es rechazado por alguien o bien cuando uno mismo se encarga de desaparecer los sueños de los demás?
La insensibilidad puede convertirse en la muerte misma del alma ajena o bien de la propia.
Si la pena es propia, mejor sería amarrar el alma al corazón y esperar la ayuda de cronos para desparecer lo que algún día impero con tal gloria, que bien podría comparársele con el astro mayor.
Si la pena es ajena, lo propio sería ir desvaneciendo las esperanzas de alguna forma que no conozco.
Lo peor es cuando no quieres hacerle daño a nadie y menos a alguien que provocó, por mínimo que sea, el surgimiento de la más mínima alegría.
La vida es complicada y estas situaciones son el calvario del alma.
E.A.