Ayer dormí con el recuerdo en los labios del beso de mi primer amor...
sábado, 15 de febrero de 2014
lunes, 10 de febrero de 2014
El síndrome de la novia engañada
Este año inicia con un cambio radical. He sido despedida de mi trabajo y tal vez no me molestaría, sí no hubiera estado cumpliendo las expectativas de mis jefes, compañeros y empresa; al contrario a últimas fechas, sentía que crecía y crecía con cada reto; entrenar personas, aprender nuevos procesos, tomar decisiones y mantener las actividades diarias como si nada estuviera pasando, no era fácil.
Tal vez, ese fue el problema, era demasiado buena haciendo mi trabajo y a alguien no le convenía que continuara en ese camino.
Tal vez, ese fue el problema, era demasiado buena haciendo mi trabajo y a alguien no le convenía que continuara en ese camino.
Lo que estoy pasando en este momento lo describo de una forma curiosa; estoy viviendo el "síndrome de la novia engañada".
El novio (mi trabajo) me exigía que fuera la mejor, que cumpliera con sus caprichos, que cambiará según su conveniencia y el momento, que nunca desperdiciara el tiempo, hice un diplomado para realizar mis actividades de manera excelente, pedía la opinión de los que me rodeaban para poder ser más útil para ellos, no importaba el tiempo invertido (10 ó 12 horas), pensaba que todo el esfuerzo me llevaría a una mejor posición dentro de la empresa, nunca lo agredí, en pocas palabras me entregué totalmente.
No puedo negar que el último año fue muy complicado y que habíamos tenido diferencias, sin embargo, siempre creí que una buena comunicación y la retroalimentación (positiva y negativa) entre la empresa y yo había logrado que cualquier problema se aclarará.
De pronto, el novio, me dice que no soy yo, que es él (el clásico), que ha sido muy difícil la decisión y que después de analizar todo, pues ha decidido terminar conmigo porque ya hay alguien más.
Así que aquí estoy, ya sin el novio en cuestión y a pesar de las circunstancias no me siento mal conmigo misma porque di lo mejor de mí, día a día.
Decidí borrar esa página de mi vida, rompí todo y no quiero saber nada de ese susodicho, porque no vale la pena gastar mi tiempo con una empresa que no valora mi trabajo.
Me llevó todas las experiencias (profesionales y personales), estoy segura que habrá alguien más que me aprecie.
Así es el síndrome de la novia engañada, te das cuenta de que anduviste con un patán y que tienes que empezar de nuevo.
Si algún día nos volvemos a encontrar, es casi seguro que seré mejor y más fuerte...
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